Consejos para no engordarse después de una dieta

El efecto más indeseado después de una dura dieta es el yo-yo, es decir, recuperar el peso perdido, a veces incluso de más. Existen trucos que nos pueden ayudar a mantener ese peso que con tanto esfuerzo hemos logrado

 
Es muy frecuente, sobre todo después de bajar varios kilos de peso en poco tiempo, recuperarlos al dejar la dieta, lo que se conoce como efecto rebote.

Lo primero es saber por qué se vuelve a recuperar el peso perdido tan rápidamente. Tu cuerpo es como una máquina perfectamente diseñada para preservar la vida y la salud. Cuando llevas un tiempo en una dieta estricta, es posible que limites demasiado las calorías que le proporcionas al cuerpo con el fin de bajar de peso rápidamente. El cuerpo se pone entonces en “estado de consumo mínimo” para gastar solamente un mínimo de calorías y preservar así sus reservas de energía. Cuando vuelves a tu dieta normal, el cuerpo acumula todas las calorías que puede para tener de nuevo una buena reserva de energía. Y, como consecuencia, engordas otra vez.

Intenta no comer entre horas.

Picar entre horas es lo peor que puedes hacer. Hay que evitar ese snack mañanero, en forma de patatas fritas, dulces o chucherias. Si nos entra el gusanillo de comer algo de esto, podemos aplacar la ansiedad con fruta o un yogur desnatado.

Si comes fuera de casa, elige bien.

Si acudes a comer un menú a un bar o restaurante, puedes pedir dos primeros. Los primeros platos siempre incluyen alimentos más bajos en calorías, como verduras o ensaladas. Si optas por un pescado o una carne, procura que sea a la plancha y desecha los acompañamientos como las patatas fritas (también puedes pedir que te las cambien por cocidas o por unas verduras). De postre, una pieza de fruta o un lácteo desnatado.

Come cinco veces al día.

Hay que mantener las cinco comidas al día que establecen las dietas. No olvides un snack ligero o una pieza de fruta a media mañana o en la merienda, te ayudarán a llegar con menos apetito a las comidas principales del día. Ingiere despacio y mastica sin prisas.

Cocina sano y con productos integrales.

La freidora debe desaparecer de tu cocina. Apuesta por hacer los alimentos a la plancha, al vapor o al horno. Y siempre que puedas, productos integrales, que al no estar refinados generan menos toxinas una vez consumidos por el organismo. Para beber, mejor agua que bebidas con gas o alcohol.

Los hidratos, nunca para cenar.

En las cenas no son recomendables los hidratos de carbono, como la pasta, porque por la noche el organismo tarda más en digerirlos. Mejor proteínas, como pescado a la plancha o carnes con poca grasa como pavo o pollo.

Nada de siestas inmediatamente después de comer.

Tras una comida, copiosa o no, es mejor no echarse la siesta. Aunque para los aficionados a la siesta puede resultar un suplicio, hay que procurar acostarse al menos una o dos horas después de comer.