La lipoproteína de baja densidad o colesterol LDL (el malo) contribuye a la acumulación de placa junto con los triglicéridos. La lipoproteína de alta densidad o colesterol HDL (el bueno) ayuda a que la placa no se acumule. La placa puede amenazar el suministro de sangre al corazón, cerebro, piernas o riñones, lo que conduciría a un ataque cardiaco, ictus e incluso la muerte.
La lipoproteína de baja densidad o colesterol LDL (el malo) contribuye a la acumulación de placa junto con los triglicéridos. La lipoproteína de alta densidad o colesterol HDL (el bueno) ayuda a que la placa no se acumule. La placa puede amenazar el suministro de sangre al corazón, cerebro, piernas o riñones, lo que conduciría a un ataque cardiaco, ictus e incluso la muerte.
Si quieres tener un buen colesterol, quedará prohibido:
Hacerle caso sólo al colesterol malo (LDL)
El colesterol de nuestro organismo es producido en parte en el hígado y otra fracción procede de la dieta, por lo que evitando su absorción en el intestino se puede reducir el nivel de colesterol LDL en la sangre. No es suficiente con disminuir el consumo de alimentos ricos en colesterol en la dieta»No es suficiente con disminuir el consumo de alimentos ricos en colesterol en la dieta, pues parte del colesterol lo produce nuestro organismo. A la disminución del consumo de aquellos alimentos ricos en colesterol LDL hay que añadir el de aquellos ricos en grasas saturadas y trans que producirán un efecto perjudicial sobre la salud», apunta el especialista.
La dieta lo primero
La dieta es una herramienta eficaz para controlar el colesterol y siempre debe ser la primera medida a tener en cuenta. Un ejemplo de ello es la dieta mediterránea, cuyo consumo se vincula a mayor longevidad, calidad de vida y menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, o cáncer.
Eliminar toda la grasa de la dieta
Se ha tardado varias décadas en demostrar con sólidas evidencias científicas, lo que ya sabíamos en los países mediterráneos y es que la grasa puede ser sana, si se consume con la moderación adecuada. Los alimentos contienen una mezcla de los diferentes grasas, incluyendo las saturadas, las monoinsaturadas y las poliinsaturadas omega 6 y omega 3. De ellas se deben limitar especialmente las saturadas, porque aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Desconocer tus niveles de colesterol
La hipercolesterolemia o los niveles elevados de colesterol en sangre o la dislipemia es una enfermedad que «no duele». Esto influye en que el paciente muchas veces no sea consciente de la enfermedad que tiene y, lo que es más preocupante, del riesgo que tiene de sufrir una enfermedad cardiovascular. Si existen antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular o diabetes, o enfermedades concomitantes en esa persona se debe pedir una visita al especialista.
No realizar ejercicio
El ejercicio físico tiene un efecto muy interesante sobre el colesterol y especialmente sobre el C-HDL o colesterol bueno. Realizar ejercicio aeróbico entre tres y cinco veces por semana, adaptado a la situación biológica de la persona, permite aumentar los niveles de nuestro colesterol bueno, además de controlar nuestro peso, algo fundamental para controlar los triglicéridos y nuestros niveles de azúcar.
Pasar de una dieta milagro a otra
Además de seguir una dieta lo más ajustada posible a la mediterránea, desde el punto de vista práctico para controlar el colesterol LDL debemos reducir el consumo de grasa animal o saturada. Las dietas milagro para perder peso han demostrado que a la larga no son efectivas e incluso algunas de ellos son perjudiciales para la salud.