Si no alimentas correctamente a tu cerebro, tu sistema nervioso también se verá afectado.
El cerebro se alimenta principalmente de glucosa y oxígeno, de ahí la importancia del consumo suficiente de carbohidratos, ya que éstos se convierten en glucosa.
El cerebro es como una computadora que controla las funciones del organismo y el sistema nervioso es como una red que envía mensajes a las partes del cuerpo.
Si no alimentas correctamente a tu cerebro, tu sistema nervioso también se verá afectado.
El cerebro se alimenta principalmente de glucosa y oxígeno, de ahí la importancia del consumo suficiente de carbohidratos, ya que éstos se convierten en glucosa.
Además, necesita nutrientes básicos como vitaminas del grupo A y B; vitamina E, oligoelementos (litio, silicio, selenio y cromo), minerales (potasio, magnesio y zinc) y ácidos grasos (linoléico y linolénico).
Las vitaminas A, C y E combaten directamente la formación de radicales libres. La A se obtiene de las zanahorias, melón, brócoli, coles de bruselas y espinacas.
La C está presente en los cítricos y el brócoli, pimientos, melón y tomate. Para obtener vitamina E hay que consumir frutos secos y aceites vegetales.
Las vitaminas del grupo B fortalecen el sistema nervioso central y tienen un efecto sedante. Se encuentran en la levadura de cerveza, lácteos, carne, cereales, aguacate, repollo y judías verdes.
Minerales también necesita, y es que el potasio, magnesio y calcio son imprescindibles porque estimulan la reacción orgánica frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta al estrés. Por otro lado, tienen propiedades relajantes y mantienen a raya el ritmo cardíaco.
Las frutas, verduras, cereales y carne son alimentos ricos en potasio. El magnesio se encuentra en las verduras, frutos secos, cereales y semillas.
El calcio, es conocido como “el tranquilizante natural” y desde luego, pocas cosas tienen un efecto tan sedante como beber un vaso de leche tibia antes de acostarse.
Es cierto que hay alimentos que estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas y ayudan al organismo a mantenerse relajado mientras que otros favorecen la irritabilidad.
Entre los que te “relajan” están el plátano, las almendras, el germen de trigo, la levadura de cerveza y las semillas de girasol.
Una mala alimentación
Si tienes una mala alimentación que no beneficie tu sistema nervioso te expones a una serie de trastornos de salud.
– Deficiencia de hierro: afecta la memoria y la capacidad de concentración.
– Deficiencia de magnesio: te pones más susceptible al estrés.
– Deficiencia de tiamina: te deprime y también afecta tu memoria y concentración.
– Deficiencia de niacina: causa depresión.
– Deficiencia de piridoxina: causa irritabilidad y depresión.
– Deficiencia de vitamina B12: altera el sistema nervioso.